En mi experiencia como profesora de ingés y como intérprete me di cuenta rápidamente que mi formación nunca había incluido un estudio concienzudo de las técnicas del uso de la voz.
¿Cómo me di cuenta? Los síntomas comunes en la enseñanza eran que en grupos grandes mis alumnos no me oían, me fatigaba mucho impartir durante muchas horas seguidas y hacia el final de la jornada sentía que mi voz perdía fuelle, y lo peor de todo es que cuando me daba el más mínimo resfriado se me convertía en faringitis y me quedaba afónica y en este mundo de la enseñanza freelance una clase no dada es una clase no cobrada.
En el ámbito de la interpretación el problema era que tras una o dos jornadas de trabajo la garganta me empezaba a picar, mi voz se volvía monótona y toda la zona del cuello y hombros se me fatigaba en exceso.
Mi pasado y presente en el mundo de la danza y del acondicionamiento físico me proporcionaban cierto alivio para la tensión muscular, pero no para el problema interno de la garganta y uso de la voz.
Uno de mis más grandes descubrimientos para paliar estos problemas fue tomar un curso intensivo que en aquel momento se llamó «La voz como instrumento» en Madrid. Por desgracia fue imposible volver a juntar un grupo y no había podido localizar otro curso similar hasta ahora.
Comparto este taller que se impartirá a fines de marzo en Madrid y que recomiendo muchísimo a todos los intérpretes y profesores que sufran de los mismos achaques que yo.